Con frecuencia, el
cáncer cervicouterino no muestra síntomas en sus etapas iniciales,
por lo que a menudo no se detecta hasta que transcurre el tiempo,
evoluciona de forma asintomática y se hace grave.
En las etapas tardías, el síntoma más precoz y característico es la metrorragia, aunque también es posible la aparición de leucorrea con flujo de aspecto seroso, purulento, mucoso o incluso fétido. Las pérdidas se hacen continuas al final. Esta mezcla de sangre y flujo confiere una similitud a "agua de lavar carne".
Otros síntomas que pueden aparecer son dolor pélvico, dispareunia, hematuria, disuria, rectorragia, estreñimiento, fístulas, hidronefrosis con insuficiencia renal y síntomas generales.
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